Cita a las 21.

Te pasé a buscar por tu casa.
Hermosa casa, debo decirte.
Igual que vos.
Estabas divina, simple, natural.
Caminamos, nerviosos.
Era nuestra primera vez.
Y las primeras veces siempre son engañosas.
Subimos. Nos sentamos.
Disfrutamos de las imágenes. Del diálogo. De las historias.
Tres historias diferentes. Pero conectadas.
"Qué ironía", digo yo.
Qué hayamos repetido el mismo error tres veces.
Pero no me arrepiento de responderte ese beso a oscuras.
Ni de haberte besado otra vez. Ni de haberme invitado a tu departamento.
Lo que siguió fue lo que nos mantuvo unidos casi dos años.
Una noche de conexión entre tu piel y la mía. Entre mi sexo y el tuyo.
Calientes.
Sudados.
Sedientos.
Vacíos.
Pero llenándonos.
De pasión.
De frenetismo.
De lujuria.
De deseo.
Incontrolables. hasta que salió el sol.
Lo qué pasó después...
... es otra historia?

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