Boxeo re creativo.

Qué jodido identificar el exacto momento donde todo se empezó a ir al carajo.
Donde empecé a sentir cosas que no debía, en un momento en el que no debía, en un lugar donde no debía. Fiel a la costumbre de hacer todo mal. Con la guardia baja.
Me lo preguntás y yo ni me esfuerzo en tratar de recordar, porque es todo una nube espesa, de colores sin formas. Lo único que puedo traer a la memoria son tus sonrisas que me fueron corriendo de a poco la alfombra donde venía parado, firme, como un campeón. El lunar en la punta de tu nariz que no se cae, y le tiro jabs con la mirada hasta no poder más de amor. Las jodas como si tuviésemos 15 de nuevo, y jugar a eso que se juega cuando no sabés nada del amor. Sparrings emocionales.
Y de la nada, pum.
Caida libre.
La pera en el suelo.
"Madura el nocaut", diría León.
Fuiste, sos un flash hermoso, y es una lástima que todo tenga que terminar así.
Porque se me llena el culo de preguntas, que tienen una sola respuesta, que los dos sabemos cuál es, y que es la correcta pero está tan equivocada. Tan fuera de lugar, tan golpe bajo. Para el resto. No para nosotros.
Estoy besando la lona y me preparo para contarme a mi mismo hasta diez, sabiendo que no puedo seguir.
No porque no quiera ganar.
No porque no pueda ganar.
Es porque allá a lo lejos divisé a los amigos del campeón. Las dudas, la incertidumbre del después es lo que no tiene solución.
Entonces elijo quedarme ahí, agarradito a las cuerdas. Que me revise el médico, que les diga que no puedo más, que me saquen en camilla de todo esto.
Aunque sea una mentira.
Aunque este entero para mil rounds más.